Manolo no tiene ningunas ganas de irse de acampada: su mejor amigo se ha puesto enfermo en el último minuto y seguro que Guille y los otros le hacen la vida imposible.
Un fastidio.
Lo que Manolo no sabe es que los matones del cole serán el menor de sus problemas, porque hay alguien más, alguien que no es de carne y hueso, brilla en la oscuridad y tiene una mala leche impresionante, dispuesto a no dejarlo ni a sol ni a sombra.